He pedido peras al olmo. Las saboreo. Son deliciosas (IG)

lunes, agosto 8

Esto ya me pasó
(Ir a lo de madre a buscar el guardapolovo y olvidar la mochila en casa.
Volver a casa a buscar la mochila, de ahí a lo de madre y de ahí a la escuela.)

Una vez la criatura me dijo, con un tono entre reproche y palabras de consuelo
—ma, tenés olvidaditis

La semana pasada, otra vez de mañana
repetirme tantas veces:
tengo que pasar por el cajero antes de tomar el taxi
esperar el taxi, putear en voz alta yo llegando tarde y no pasa ninguno
recordar: ¡No fui al cajero! ¡Menos mal que no tomé taxi!
con gran alivio proferir, en voz alta, extasiada
—¡gracias Dios!

la pregunta invariable de la criatura
—¿por qué decís gracias dios?
La explicación enunciada (¿estará mal que le diga la verdad porque si termina de confirmar mi ineptitud será más reticente a cumplir mis futuras órdenes de madre incuestionable como hay que ser?)
—porque antes tenía que ir al cajero

y la respuesta de todas las cosas dicha como al pasar
—dios no tiene nada que ver con eso. dios no soluciona los problemas eléctricos.