He pedido peras al olmo. Las saboreo. Son deliciosas (IG)

miércoles, octubre 25

Lo que hacía de noche en la cima del miedo de la infancia era pensar que Dios me daba la mano. La abuela me había dado la idea diciendo el niño Jesús pero para mí era Dios en persona. Ponía la mano abierta debajo de la almohada y sentía que me sostenía. Y mientras El me agarraba yo era indestructible.

Para la pregunta sobre qué me da miedo ahora, la respuesta es monocorde y elusiva, vivir para siempre en el mismo lugar, trabajando de lo mismo. Dios ya no me sostiene la mano cuando viajo en transporte público. La divinidad ahora es un roce con brazos desnudos de gente que baja en la parada siguiente.

Augurio del mes: pérdidas, olvidos, incomunicación, recurrencia de problemas pasados. O sea: dejar las llaves en el freezer, el encendedor en el banco de la plaza, agendar el turno del dentista una hora tarde para que diga al final que sí, ese conducto va a haber que arreglarlo de nuevo.