He pedido peras al olmo. Las saboreo. Son deliciosas (IG)

lunes, abril 3

En tiempos lejanos, digamos, por ejemplo hasta la época de Balzac, un hombre de relativo genio y fortuna comenzaba a su obra literaria cuando había terminado de leer casi todo a lo cual pudiera acceder y valiera la pena leerse.

Tenía una biblioteca enorme, y cuando terminaba con ella se sentaba a llorar como cuentan que Alejandro Magno lloró, cuando supo que no le quedaban imperios por conquistar.

Y después de llorar comenzaba su obra, entre desolado y aburrido, para terminar siendo un Tolstoi, un Flaubert.

Hoy aburrimiento es sinónimo de un estado imposible, impensable: el mundo está hecho para el entretenimiento y la diversión. Diversiones sencillas o sofisaticadas, si te aburrís estás muerto.

Lo siento. Yo me aburro un poco casi todos los días. Escribo y no me desaburro, pero también escribo para no olvidarme.