De camino abajo me agarro de la baranda, imagino la vejez como ir por una escalera resbalosa y blanca con zapatos de suela.
Una feria de libros usados pervierte la noción capitalista de costo beneficio en relación al valor en dinero de los objetos y por eso es todavía mejor.
La semana pasada o la anterior dije que en la villa había olor, por lo menos en la que yo iba. Que admitir el olor no es contrario a la sensibilidad social. Las chicas de la fiesta me miraron como si me hubiera declarado feliz asesina de niños. Los demás ni siquiera prestaron atención. Para mi redención escribió Russell: Sobre la virtud superior de los oprimidos.
De las frases de la semana me quedo con Flaubert, "no hay que tocar ídolos, su dorado se nos queda en las manos".
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