antes de terminar la última botella
se acerca el chico de las flores
dos cincuenta, dos pesos, hasta uno cincuenta te las dejo
en serio, no quiero, insisto pero busco
hasta encontrar por fin una moneda
plateada y dorada que estaba
a punto de perderse entre las hojas.
Él
deja las flores sobre la mesa
no, dejá. En serio, no hace falta
cada uno regala lo que tiene.
Después
camino las cuadras de regreso a casa
apretando el papel celofán que las rodea
nadie me habla
me cuidan las flores, son mi escudo
dos rosas rojas y una blanca.
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