He pedido peras al olmo. Las saboreo. Son deliciosas (IG)

viernes, octubre 14

Salgo de la oficina y me como
dos empanadas fritas
y me tomo
un litro de cerveza yo sola
para que se me rompa del todo el hígado
y no es elegante
decir que se vayan todos a la puta madre que los parió
(a llorarle a ella
porque yo
no pienso arreglar lo que rompí
porque no tiene arreglo y punto)
no es elegante pero ya
no tengo patriminio suficiente para ser elegante.

Hago de cuenta que escucho
y rayo mi cuaderno por debajo de la mesa
como si pudiera
repararme el alma y los sentidos
y hasta el hígado mismo.

La tolerancia se me desborda
los ruidos igual no me llegan
quisiera poder contar las botellas que dejaron de existir
bajo mis labios
para reparar la falta de noción con una cifra exacta.

Las historias para niñas regresan a mi cuarto
de noche a romperse
como platos contra el suelo
para sentir el ruido y creer que eso es todo
que la cosa es
alguna cosa
que entre las paredes hay
algo más que aire.

La infancia como una patria muerta donde volver
cuando me haya ido.

Y los demás que me la mamen,
que para eso les pago.