He pedido peras al olmo. Las saboreo. Son deliciosas (IG)

jueves, octubre 20

Antes de subir al auto gris
se acercó una madre
no la mía
y me dijo: tenés que saber que eso
lo que se va ahora, ya no es tu papá.

Después, mientras el cura hablaba
ni siquiera una vez
apoyé la mano sobre el cajón
y casi al final del recorrido
vimos adelante dos chicos
de unos siete y nueve años que sostenían
otro ataúd que dos hombres llevaban.
Una mujer iba con ellos y nadie
hacía caso de la pena de los otros.

Cuando lo dejamos se acercó alguien
que creció sin padre y me dijo:
si querés llorar, llorá
pero yo
no quería.

Después nos fuimos.
Era feriado y ese día no cremaban.
Él se quedó ahí junto a los otros
muertos postergados
escuhando la lluvia quizá
con frío en los pies.

Era octubre y uno o dos días antes
el sol brillaba justo como hoy.