De noche el miedo me asalta
de no ser tan buena como para rajar la tierra
de no ser tan mala como para darme por vencida.

A la mañana el temor se va a dormir
llega la pastilla para el dolor de cabeza
el té para el hígado roto por la pastilla para el dolor de cabeza
el dolor de cabeza como el precio invariable del dulce amargo
temblor y retozar
morder
salir a jugar
en el salvaje manantial
de los recuerdos de la oscuridad.