
postal de bailable boliche veraniego
Al lugar entran hordas de chicas, bronceadas, perfumadas, con aros y cinturones extravagantes de dudoso gusto. Se peinan con secador y tienen la ropa planchada.
Dentro de veinte años habrán mutado la piel. Serán deliciosas y caprichosas como ahora, sólo que con la carne más fláccida, probablemente casadas con flamantes hombres de negocios, felizmente mantenidas. Y seguirán bronceadas en enero, usando perfume en exceso, colgándose cualquier porquería con tal de que sea cara. Habrán cambiado el secador por la dependencia a la peluquería. Y añorarán los viejos tiempos, sin duda.
<< Home